Este año en la Iglesia del Santo Sepulcro, construido sobre el lugar donde fue sepultado el Señor, se volvió a vivir lo que es considerado por muchos como un milagro: Un misterioso fuego demostrado sin explicación sobre el lugar mismo de la resurrección de Jesús. Los cristianos de Jerusalén le llaman «El fuego santo».
¿Qué es el fuego santo?
Cada Sábado Santo según el calendario de la Iglesia Ortodoxa (que no siempre coincide con el de la Iglesia Católica) millas de cristianos peregrinan a la Iglesia del Santo Sepulcro para ser testigos de este supuesto milagro. A pesar de que este año se prohibió el ingreso de los peregrinos a causa del coronavirus, algunos líderes religiosos (todos portando mascarillas de seguridad) obtuvieron el permiso para asistir a este evento.
La ceremonia litúrgica comienza con el patriarca griego, el armenio y un obispo copto caminando alrededor del templo cantando himnos acompañados por algunos miembros de su clero. Luego de ser minuciosamente revisado para llevar de que el patriarca de Jerusalén no lleve ningún elemento para fabricar fuego, este entra solo al Santo Sepulcro y esperar a solas el milagro.
Video de la aparición del Fuego Santo 2020
Una vez que aparece el fuego este enciende 33 antorchas que el patriarca ató previamente en el interior del templo. Estas antorchas son sacadas por las ventanas del Santo Sepulcro para ser compartidas con todos los asistentes quienes aseguran que durante los primeros minutos este fuego es incapaz de producir quemaduras.
¿Qué dice la Iglesia Católica sobre el Fuego Santo?
Hasta el momento no existe un pronunciamiento formal de la Iglesia Católica con respecto al fuego Santo. Sin embargo, dos Papas han comentado este hecho.
El Papa Urbano II dijo en el Concilio de Vermont (1905) que «en verdad, en este Templo, el Sepulcro del Señor, Dios reposa, hasta hoy. No deja de manifestar milagros ya que, en los días de su Pasión, mientras que todas las luces están apagadas en su Tumba y en la iglesia, de repente las lámparas apagadas se encienden ¡Qué corazón puede ser tan duro como para no emocionarse ante tal espectáculo ! ».
Por otro lado, el Papa Gregorio IX no era muy afecto a este evento debido al desorden y la irreverencia con la que muchos cristianos acudieron al lugar del supuesto milagro.