No es gran cosa que seas mi siervo, ni que restaures a las tribus de Jacob, ni que hagas volver a los de Israel, a quienes he preservado. Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra. Isaías 49:6
Poderoso Dios, te damos gracias por mandar tu luz al mundo entero, para revelar que tú eres Padre de todos, para mostrarnos que los guías hacia ti, a buenos y malos, los que están cerca de ti y los que están lejos. Te agradecemos que a través de todo esto tu nombre pueda ser reconocido y honrado. Te damos gracias que podemos vivir de tu mano, y que cada uno puede ver tu obra en la tierra y ser lleno de alabanzas. Que la luz que has enviado al mundo con Jesucristo alumbre radiantemente en nosotros, que penetre en nuestros corazones para abrirnos a ella con alegría y adorar al Salvador. Bendícenos y danos tu Espíritu, porque sin tu Espíritu nada podemos hacer. Que todos los días recibamos tu ayuda. Amén.