Oh Señor, por siempre cantaré la grandeza de tu amor; por todas las generaciones proclamará mi boca tu fidelidad. Declararé que tu amor permanece firme para siempre, que has afirmado en el cielo tu fidelidad. Salmo 89:1-2
Señor nuestro Dios, recógenos y júntanos en un rebaño para alabarte con un corazón y una voz. Que esta alabanza resuene en la tierra, en medio de todos los males que todavía nos enfrentan. Te agradecemos tu protección, por toda la ayuda y la liberación que nos das. Te damos gracias por la esperanza que pones en nuestros corazones. Agradecemos la esperanza en que todavía veremos grandes proezas hechas por obra de tu Espíritu, para nosotros tus hijos y para todos los pueblos y naciones. Porque tu amor no descansará, hasta que la vida en la tierra quede en tus manos y todos se regocijen. Amén.