Oración diaria para el 7 de febrero


Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Filipenses 3:13b-14

Amado Padre que estás en el cielo, fuente viva de todo lo que es eterno en nosotros, venimos ante ti a suplicarte que fortalezcas los dones que nos has dado. Concédenos luz de vida, con la que podamos caminar a pesar de las muchas cargas e incertidumbres de nuestra vida terrenal. Protégenos del engaño y la desilusión. Fortalece en nosotros, en muchos otros y finalmente en toda la humanidad, la esperanza por tu reino eterno sobre nosotros, que es inalterable e inconmovible. Amén.

  • Evangelio

    Related Posts

    Oración diaria para el 8 de marzo

    Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en…

    Oración diaria para el 24 de febrero

    Porque yo soy el Señor tu Dios, yo agito el mar, y rugen sus olas; el Señor Todopoderoso es mi nombre. He puesto mis palabras en tu boca y te…

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    You Missed

    Nuestro hogar, su palacio por Dominic Palmer

    Nuestro hogar, su palacio por Dominic Palmer

    La familia no es una iglesia por Mehmet Çiftçi

    La familia no es una iglesia por Mehmet Çiftçi

    Misteriosos Sonidos de Trompetas en el Cielo Aterran a Provincia Argentina en Plena Noche – Noticias Proféticas

    Misteriosos Sonidos de Trompetas en el Cielo Aterran a Provincia Argentina en Plena Noche – Noticias Proféticas

    La libertad de expresión bajo amenaza por Paul Coleman y Elyssa Koren

    La libertad de expresión bajo amenaza por Paul Coleman y Elyssa Koren

    Oración diaria para el 8 de marzo

    Oración diaria para el 8 de marzo

    Los tres ermitaños Por León Tolstoi

    Los tres ermitaños Por León Tolstoi