Oración diaria para el 8 de abril


—Porque ustedes tienen tan poca fe —les respondió—. Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: «Trasládate de aquí para allá», y se trasladará. Para ustedes nada será imposible. Mateo 17:20

Señor nuestro Dios, te damos gracias por revelarnos tu reinado, que es para el bien de cada uno de nosotros. Cada uno volverá a ser lo que debemos ser, cuando nuestra fe se una con tu poder divino. Protege esta fe en nosotros, en medio de toda tentación y todo lo que todavía hay que sufrir en esta vida terrenal. Libéranos una y otra vez para una sola cosa: que tu reino nazca dentro y alrededor de nosotros, para alabanza y gloria de la verdad eterna que nos has dado en Cristo Jesús. Amén.

  • Evangelio

    Related Posts

    Oración diaria para el 8 de marzo

    Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en…

    Oración diaria para el 24 de febrero

    Porque yo soy el Señor tu Dios, yo agito el mar, y rugen sus olas; el Señor Todopoderoso es mi nombre. He puesto mis palabras en tu boca y te…

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    You Missed

    Nuestro hogar, su palacio por Dominic Palmer

    Nuestro hogar, su palacio por Dominic Palmer

    La familia no es una iglesia por Mehmet Çiftçi

    La familia no es una iglesia por Mehmet Çiftçi

    Misteriosos Sonidos de Trompetas en el Cielo Aterran a Provincia Argentina en Plena Noche – Noticias Proféticas

    Misteriosos Sonidos de Trompetas en el Cielo Aterran a Provincia Argentina en Plena Noche – Noticias Proféticas

    La libertad de expresión bajo amenaza por Paul Coleman y Elyssa Koren

    La libertad de expresión bajo amenaza por Paul Coleman y Elyssa Koren

    Oración diaria para el 8 de marzo

    Oración diaria para el 8 de marzo

    Los tres ermitaños Por León Tolstoi

    Los tres ermitaños Por León Tolstoi