NOTICIACRISTIANA.COM.- La doctrina se entiende como ideas que se toman como ciertas. La página Got Question explica que “doctrina bíblica se refiere a las enseñanzas que se alinean con la palabra revelada de Dios, la biblia”, mientras que, “las falsas doctrinas son cualquier idea que anula, contradice, agrega o quita a la doctrina dada en la palabra de Dios”.

Existen muchas iglesias dentro y fuera del cristianismo donde se predican doctrinas hechas por el hombre y no por nuestro creador. Esto probablemente se produce cuando los líderes, no enseñan lo que está en la Biblia, sino que orientan basados en las influencias del mundo.

Otra razón por la que existen falsas enseñanzas, es porque en algunas iglesias, existen falsos líderes que buscan tener beneficios a través de enseñanzas manipuladas.

Es crucial diferenciar entre una falsa doctrina y los desacuerdos denominacionales. Varias congregaciones abordan temas secundarios en las escrituras de maneras distintas.

Estas diferencias no siempre surgen de la enseñanza de una falsa doctrina por parte de alguna persona. Las políticas de la iglesia, las decisiones de los líderes y el estilo de adoración son áreas abiertas a discusión.

Esto se debe a que dichos temas no se tratan de manera explícita en las escrituras. Aun aquellos temas abordados en la Biblia pueden ser objeto de debate entre discípulos sinceros de Cristo.

Las variaciones en la interpretación o en la práctica no necesariamente implican la presencia de falsa doctrina. Tampoco deberían dividir el cuerpo de Cristo (1 Corintios 1:10).

La falsa doctrina, en cambio, es aquella que contradice una verdad fundamental o que es esencial para la salvación.

El portal informativo The Mountain Mail menciona que la Biblia aborda ampliamente el tema de los falsos maestros y profetas, especialmente en relación con los últimos tiempos.

En 1 Timoteo 4:1, leemos: «Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios». Ya desde el primer siglo, la falsa doctrina comenzaba a infiltrarse en la iglesia, lo que llevó a la escritura de muchas cartas del Nuevo Testamento para corregir esos errores (Gálatas 1:6-9; Colosenses 2:20-23; Tito 1:10-11).

Pablo aconseja a Timoteo que se cuide de aquellos que promueven herejías y confunden al rebaño. En 1 Timoteo 6:3-4, él advierte: «Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe…».

Desde el Jardín del Edén, Satanás ha estado distorsionando y confundiendo la palabra de Dios (Génesis 3:1-4; Mateo 4:6). Los falsos maestros, que son siervos de Satanás, intentan presentarse como «siervos de justicia» (2 Corintios 11:15), pero, como dice Mateo 7:16, «por sus frutos los conoceréis».

Un falso maestro mostrará señales de orgullo, avaricia y rebeldía, como se señala en Judas 1:11. Además, muchos de ellos promueven o participan en inmoralidad sexual (2 Pedro 2:14; Apocalipsis 2:20).

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