El jueves último se oficializó la octava versión del “Informe País: Estado del Medio Ambiente en Chile 2022”, un trabajo desarrollado por el Centro de Análisis de Políticas Públicas (CAPP) de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, que entrega reveladores antecedentes del escenario de nuestro país en momentos en que el Consejo Constitucional trabaja en la elaboración de una nueva propuesta de Constitución.

Respecto del análisis, este alerta respecto de «la escasez hídrica, la pérdida de la biodiversidad y el aumento de desastres socionaturales en el país, así como la insuficiente descarbonización de la producción energética, la dificultad de implementar políticas públicas coherentes y sistemáticas y el débil trabajo inter-agencial público, entre otras problemáticas».

Paralelamente, en el marco de la discusión constitucional, «propone que Chile adopte una nueva Constitución que refuerce el sentido ecológico».

Consultado sobre este tema, Sergio Galilea, director del Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, comenta el complejo escenario que atraviesa nuestro país en el ámbito medioambiental, apuntando a las opciones que abre la posibilidad de tener una nueva Carta Magna.

«La Constitución establece una oportunidad muy importante, especialmente en la regulación del Código de aguas y en un conjunto de regulaciones y obligaciones que el país debe asumir respecto a sus responsabilidades ambientales, lo que llamaría ‘deberes ambientales’», sincera la autoridad académica.

Siguiendo con su análisis, comenta que «en el primer caso, ojalá que a lo menos la Convención pueda reafirmar los señaladores del Código de aguas, la última reforma al Código de aguas, relativa a la definición de las prioridades del uso en favor de la vida de la población, el riego y los usos industriales y mineros».

Consultado por El Desconcierto en relación a los riesgos de nuestro país, Galilea no oculta su preocupación. «Sobre las amenazas crecientes de acá al 2030, creo que inevitablemente se ciernen sobre Chile amenazas muy graves en materia de inundaciones, como vimos hace pocos días, una ‘maxi inundación’ de aproximadamente unos 800 kilómetros lineales de nuestra geografía, con condiciones muy fuertes de lluvia cálida, con isotermas cercanas a los 3.600 metros, significó multiplicar los caudales por más de 30 en el caso de Aconcagua, Mapocho, y para qué decir, los cursos del río Laja, el río Biobío y también los ríos en la Región del Maule», detalla.

«Estas amenazas se unen a las amenazas aluvionales, periódicas y a las dificultades de nuestros bordes costeros, de marejadas y otros», agrega.

Galilea aboga por abordaje 2.0 de incendios forestales

Y en otro ámbito que también considera el estudio, Galilea asegura que, en el caso de los incendios forestales, «si bien el país ha aprendido a enfrentar esto, no lo ha hecho todavía con la rapidez necesaria. Creo que tuvimos 24, 36 horas de demora en el último mega incendio, hay que responder muy inmediato, los incendios forestales se apagan en su etapa inicial y 24, 36 horas de demora pueden ser tremendas».

Sobre el abordaje de esta contingencia que golpeó severamente a nuestro territorio durante la última temporada estival, asegura «en el hecho tuvimos una cantidad de maquinarias desplazadas en la zona, principalmente en el Maule, 130, 150. Creo que una acción más coherente con el sector privado debería permitir multiplicar ese tipo de acciones».

Relevando el trabajo mancomunado, insiste en que «no es mala la acción en conjunto con el sector privado, de hecho las aeronaves fueron tanto de Conaf como del sector privado», mientras que «muchas de las brigadas terrestres también son aportadas directamente por el sector privado, pero todavía tenemos mucho que aprender en esa materia que inevitablemente nos va a tocar, como a muchos otras secciones del mundo».

«Están viendo lo que está ocurriendo con los incendios canadienses y con la amenaza de incendios en el sur de Europa, que probablemente van a llenar las páginas de crónica durante el mes de agosto, (algo) muy inevitable», dice recalcando el trabajo que hay que hacer para sobrellevar esta variable de incalculable impacto medioambiental.