El confinamiento decretado en la mayoría de países del mundo ha privado a los católicos de la posibilidad de asistir a la Santa Misa, y aunque sabemos que en pocas semanas terminará la cuarentena lo cierto es que muchos gobernantes ya han anunciado que las reuniones que congregan muchas personas quedarán suspendidas lo que resta del año. ¿Significa eso que nos quedaremos sin Misas públicas hasta diciembre? Probablemente, así es el tiempo de lanzar ideas prudentes para que esto no ocurra.
Sabemos que es deber de nuestros pastores (sacerdotes, obispos y el Papa) procurar que no nos falten los sacramentos, en especial la Santa Eucaristía, pero también es responsabilidad de los laicos informar a sus pastores de sus necesidades espirituales.
En estos tiempos la necesidad espiritual es obvia: no tenemos sacramentos desde que comenzó el confinamiento. Ya son semanas sin reconciliarnos con el Señor en el sacramento de la Confesión ni de alimentar nuestra alma con Jesús Eucaristía.
Es tiempo de que surjan ideas creativas que pueden ser propuestas a los gobiernos para poder acceder a los sacramentos sin poner en riesgo nuestra salud ni la de nuestros hermanos. La mayor parte de estas propuestas salen de los propios laicos, mientras que nuestros pastores deben estar atentos al clamor del pueblo de Dios.
Probablemente no haya una sola propuesta universal aplicable de manera perfecta a todo el mundo. Son muchas las realidades dentro de la Iglesia, así que probablemente también sean muchas las sugerencias relacionadas con el contexto de cada diócesis.
No tengamos miedo de opinar. Probablemente muchas ideas sean en principio irrealizables o muy soñadoras, pero por algo hay que empezar. Grabamos que el principal interesado en que accedamos a los Sacramentos es Dios mismo. Él se encargará de iluminar a su Iglesia para encontrar una salida prudente.