SOLA SCRIPTURA VS SOLA ECCLESIA
“Donde la Biblia y la Iglesia no están de acuerdo, debemos obedecer a la Biblia, y donde el Espíritu Santo y la autoridad humana están en conflicto, debemos seguir al Espíritu Santo.” – John Wycliffe
¿Qué es la Sola Scriptura? Significa que la Biblia (revelación escrita y completa de Dios) es la única fuente, regla y autoridad final para toda doctrina, conducta, fe y práctica. Sin embargo, para la iglesia católica romana la Biblia, la Tradición y el Magisterio tienen un mismo peso y autoridad. En cambio, para los evangélicos y los protestantes la Sola Scriptura es la suprema norma de fe y un principio bíblico que habla como autoridad de Dios. Por tanto, para nosotros la Biblia está por encima de la tradición y el magisterio. No es que toda tradición (con t minúscula) sea mala sino solo aquella que contradice las Santas Escrituras. Jesús mismo enseñó que cuando la tradición humana y las Escrituras no deben ser tratadas con un mismo peso y que si hay dos autoridades (como la tradición y las Escrituras) que están en conflicto que entonces que la Escritura debe estar por encima de la tradición (Vea Marcos 1:9; 7:8-9; Juan 10:39; Mateo 5:18-19 y Gálatas 3:15). Por ejemplo, en Marcos 15:1-19 vemos una tradición judía que solo había existido en forma oral antes de Cristo pero que estaba en conflicto con la escritura del Antiguo Testamento porque no querían ayudar a sus padres económicamente para ofrendar anulando así el mandato de honrar a padre y madre (v.2). ¿Qué hace Jesús? En el versículo 4 Jesús reconoce la autoridad suprema y final de las Escrituras canónicas sobre la tradición oral. Por eso rechazamos el magisterio católico y sus tradiciones extra y antibíblicas porque no concuerdan con ella.
¿Qué no es la Sola Scriptura? El concepto de Sola Scriptura no significa que no leemos otros libros o que seamos gente de un solo libro pues muchos de los mismos cristianos que creen en este precepto han escrito varios libros de texto, ni que no creamos en tradiciones o costumbres, credos, confesiones, declaraciones o artículos de fe siempre y cuando no contradigan la Palabra escrita de Dios. Simplemente significa que la Biblia al ser la Palabra infalible de Dios es el juez máximo sobre toda regla de fe, doctrina, moral, practica y conducta cristiana. Como diría el gran Spurgeon, “Lee muchos buenos libros, pero vive en la Biblia”. Por ejemplo, hay mucho contenido bueno en los documentos de algunos de los filósofos griegos y de algunos padres de la Iglesia como Tertuliano, Policarpo, Ireneo y Justino Mártir, pero ningún libro sustituye ni está por encima de la Biblia. Al igual que los libros apócrifos, la Patrística puede ser útil para estudiar historia, pero no son infalibles.
Por tanto, si hay un conflicto entre un escrito de Agustín de Hipona u Orígenes donde apoyan el bautismo infantil o la virginidad perpetua de María entonces nos quedamos con la Biblia no solo porque contiene la historia más temprana de la iglesia cristiana sino porque a diferencia de la Patrística, la Biblia no se contradice ni contiene errores. En otras palabras, la Biblia no se equivoca, pero nosotros, ya sea los líderes o el magisterio católico como evangélico o protestante, sí podemos equivocarnos con nuestras interpretaciones y por eso la Palabra de Dios es la única autoridad suprema del cristianismo porque sin ella no tendríamos la seguridad de que lo que se predica es una doctrina enseñada por los apóstoles del primer siglo.
La Sola Scriptura tampoco es una doctrina, ni una regla de hermenéutica, sino que es la que define la doctrina y un concepto de autoridad. Asumir lo contrario es apelar a falacias de hombres de pajas pues muchos católicos confunden autoridad con hermenéutica. Pero la Sola Scriptura no es un principio de hermenéutica, ni un conjunto de doctrinas sino un principio de autoridad. Es nuestra suprema norma de fe, practica y conducta por lo que la Sola Scriptura alude a la autoridad final de la Escritura, no se refiere a la interpretación de la misma.
¿Y por qué un Libro y no la tradición oral? Dios lo decidió así porque los libros constituyen el mejor método de preservar la verdad íntegra, y transmitirla de generación en generación (Salmo 12:6-7; Mateo 5:17-19; 24:35 y 1 Pedro 1:23). Mientras que una de las desventajasde la tradición oral es que no sirve para representar nociones abstractas y su comunicación es más lenta y queda limitada por la capacidad de memoria por lo que el mensaje puede ir distorsionándose poco a poco. Algo similar al efecto del teléfono roto o teléfono descompuesto. En otras palabras, con la escritura (miles de copias de manuscritos) las doctrinas se mantienen de manera intactas mientras que con la información oral como la tradición el mensaje puede cambiar a través del tiempo de generación a generación. Esta es la razón por la que se puso tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento por escrito para evitar que sea adulterada lo cual suele suceder cuando es transmitida de persona a persona (Deuteronomio 4:2; 12:32; Isaías 8:20; 1 Corintios 4:6; Juan 5:39; Hechos 17:11; 2 Pedro 1:19; 2 Timoteo 3:16 y 17).
Por ejemplo, básicamente todas las civilizaciones antiguas tienen historias similares al de la Biblia (como el caso del diluvio universal) lo que demuestra que tales informaciones fueron contadas por generación en generación. El problema es que muchos detalles de la fuente original han sido cambiadas o corrompidas. Por tanto, si queremos saber los detalles verídicos sobre esos eventos es mejor ir a la Biblia la cual contiene la verdadera historia, no solo porque contiene grandes cantidades de manuscritos que la apoyan sino porque al ser la Palabra escrita de Dios no miente ni se contradice.
Ni la memoria ni la tradición oral son dignas de confianza. Por tanto, Dios procedió con la mayor sabiduría y también en forma normal al proporcional al hombre la revelación divina en forma de libro. De ninguna otra manera, hasta donde nos es posible ver, podría Dios haber impartido a la humanidad un nivel infalible que hubiera estado disponible para toda la humanidad, y que continuará intacto a través de las edades, y del cual el hombre podía obtener el mismo nivel o patrón de fe y conducta. Y finalmente, es razonable creer que Dios ha preservado en forma providencial los manuscritos de las Sagradas Escrituras. Además, la supuesta Tradición Apostólica no puede venir realmente de los apóstoles porque no encontramos tales tradiciones en las epístolas de los apóstoles y cuando los católicos tratan de demostrarlo con las Escrituras lo hacen recurriendo a la eiségesis (malas interpretaciones).
Objeciones:
“Si la Sola Scriptura fuera un concepto coherente entonces ¿por qué la ortodoxía tuvo que apelar a terminología extrabíblica e inventada durante la Reforma Protestante?”
Dicho argumento muestra que se confunden pensando en términos semánticos. Porque semánticamente hablando, es obvio que la expresión “Sola Scriptura” no aparece en la Biblia pues es una escritura latina la cual no esperamos encontrar en el Antiguo Testamento la cual fue escrita originalmente en hebreo ni en el Nuevo el cual fue escrita en griego. Por tanto, no abogamos por la semántica sino por el concepto de la Sola Scriptura la cual esta arraigada en la Escritura.
De hecho, hay muchas doctrinas que creemos que, aunque semánticamente hablando (como la Trinidad, teocracia, Biblia, omnisciente, encarnación, etc.) no están presentes en las Escrituras, conceptualmente sí lo están. Por tanto, una enseñanza puede estar en la Biblia conceptualmente sin estar semánticamente. Sin olvidar que mucho antes de la Reforma Protestante, muchos grupos cristianos como los valdenses, albigenses y otros anabaptistas también tenían la Biblia como su suprema norma de fe. Por tanto, la Sola Scriptura no vino del siglo 16 ni es un invento de Lutero sino un principio que se encuentra en las mismas Escrituras.
Para dar un ejemplo en el nivel científico, Isaac Newton defendió la teoría de la gravedad por primera vez en 1687 pero eso no significa que antes del 1687 la gravedad no existía. Si nos vamos también al nivel filosófico, la ley de la no contradicción fue propuesta por el filósofo griego Aristóteles en el siglo 4 antes de Cristo, pero eso tampoco significa que la ley de la no contradicción ya estaba en vigor antes de que Aristóteles naciera. Lo mismo se puede decir de la frase Sola Scriptura, el hecho de que la frase se haya inventado en el siglo 16 tampoco significa que antes de esa frase ningún cristiano o judío creía en la suficiencia de las Escrituras. Por tanto, decir que una creencia es un error por ponerle una fecha, en este caso, la Sola Scriptura, no invalida su creencia puesto que apelan a un error de categoría.
“Si no creen en la tradición y el magisterio católico entonces no tienen la enseñanza apostólica”
Claro que la tenemos pues tenemos la Biblia a nuestra disposición (gracias a los cristianos como Casiodoro de Reina que arriesgaron sus vidas para traducirla y distribuirla entre nosotros porque estaba prohibida por la inquisición católica) y todo lo que está en la Biblia es enseñanza apostólica. En cambio, la supuesta tradición oral de los “apostólica” no viene realmente de los apóstoles pues no se encuentran en las epístolas de los apóstoles.
“La tradición también es inspirada e infalible porque viene de una iglesia infalible”
Hay dos problemas con este tipo de argumento. El primero es que decir que la iglesia católica es verdadera porque ella lo dice es caer en una falacia de petición de principio (razonamiento circular). En otras palabras, no creen en la Sola Scriptura sino en la Sola Ecclesia. Segundo, el que el Espíritu Santo haya inspirado a los apóstoles a escribir las Sagradas Escrituras no significa que toda la iglesia también ha hablado por inspiración divina, sino que solo quiere decir que cuando ellos hablaron o escribieron en ese momento de la historia Dios los usó para dar un mensaje verdadero, pero eso no significa que por eso todo lo que digan o hacen es verdad o infalible pues seguían siendo hombres falibles e imperfectos. En palabras del gran Carlos Spurgeon, “La iglesia no determina lo que la Biblia enseña, sino que la Biblia determina lo que la iglesia debe enseñar.”
“Los protestantes y evangélicos tienen diferentes posturas con respecto a la Sola Scriptura. Por tanto, ¿a cuál Sola Scriptura te refieres? ¿A la de los luteranos, anglicanos o de los Bautistas?”
Esta definición que da muchos apologistas católicos a la Sola Scriptura no es correcta y apela a una falacia de hombre de paja ya que si se analiza las confesiones y credos de todos los protestantes y evangélicos veremos que todos creen en la Sola Scriptura como la suprema norma de fe, doctrina y conducta. Por ejemplo, hay al menos 8 confesiones profesando el mismo concepto de la Sola Scriptura entre ellos los de la Confesión Belga 1561, articulo 5, Confesión Escocesa, Confesión de Westminster, la Confesión Bautista Capitulo 1, art. 3 y del Seminario Metodista de Juan Wesley. La diferencia está en las interpretaciones. Por tanto, no hay diferentes tipos de Sola Scriptura pues la Sola Scriptura no es un conjunto o paquete de diferentes doctrinas pues una cosa es la doctrina y otra la fuente de donde se toma la doctrina.
“Entonces los protestantes y evangélicos no creen en un magisterio”
Tampoco, el término “magisterio” se refiere a maestros y todo protestante y evangélico tiene su magisterio pues como está escrito, “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos.” De hecho, el pastor de una iglesia local también es un maestro porque también alimenta espiritualmente al rebaño con la Palabra de Dios. Por tanto, no rechazamos el magisterio (maestros) ni las tradiciones (con t minúscula) siempre y cuando no contradigan la Biblia como hace el magisterio católico romano.
“Juan 21:25 refuta la Sola Scriptura”
Al contrario, aquí Juan lo que hace es refutar esa idea de que era tanta la enseñanza cristiana que no se pudo dejar todo solo por escrito. En primer lugar, porque aquí se refiere claramente a lo que Jesús hizo (como los milagros) y no sobre lo que dijo. Segundo, el texto habla también de la Sola Scriptura ya que establece que lo que esta escrito es más que suficiente ¿para qué? Para conocer la voluntad de Dios y alcanzar la vida eterna lo cual también es consistente con 2 Timoteo 3:15-17.
¿En ninguna parte de la Biblia se habla de Sola Scriptura o dice que “la Biblia es la única regla de moral, fe, doctrina y conducta”?
La frase obviamente no aparece, así como tampoco las palabras, Trinidad, Biblia, Teocracia y otros términos teológicos que tanto evangélicos y católicos usamos sin embargo el concepto o principio sí aparece en pasajes como Isaías 8:20; 1 Corintios 4:6; Juan 5:39; Hechos 17:11; 2 Pedro 1:19; 2 Timoteo 3:16 y 17.
En 1 Corintios 4:6 el mismo apóstol Pablo nos aconseja “que en nosotros aprendáis a no ir más allá de lo que está escrito,” lo que da entender que hay límites por lo que no debemos excedernos doctrinalmente a lo que está escrito por la revelación de Dios ya es suficiente y completada en la Escritura (Vea Gálatas 3:15). El apologista católico dirá, “Pero en 1 Corintios 4:6 el apóstol Pablo dice “está” en tiempo presente y no estará. Además, todavía no había escrito el Apocalipsis por ende no se refiere a la Sola Scriptura” Sin embargo, ese “está” no está en tiempo pasado sino en presente continuo en cualquier época que se lea. Por tanto, aquí Pablo se refiere a lo que ya estaba escrito y disponible (como el Antiguo Testamento y otras partes del Nuevo Testamento que ya estaban escrito en ese momento). Obviamente no se refiere al Apocalipsis porque todavía no estaba escrito pero una vez ya completado la revelación de Dios ya no tenemos que esperar más Escritura porque ya Dios cerró y terminó el canon en Apocalipsis 22:18-19. Los hebreos del Antiguo Testamento por ejemplo creían en lo que estaba escrito en su tiempo y no en el Apocalipsis porque todavía no estaba escrito, sino que leían y creían hasta lo que estaba escrito en su tiempo y así lo pusieron en práctica. Todo creyente tiene que creer en lo que está escrito y nada más en lo que está escrito (Gálatas 3:15).
En 2 Timoteo 3:16-17 no dice ni en Hechos 17:11 dice “Escritura, Tradición Oral y el Magisterio” sino que solamente se menciona “Las Escrituras.” En estos pasajes no se incluye la tradición oral sino que dan a entender la suficiencia de la Escritura para que el hombre sea salvo y “enteramente preparado para toda buena obra.” (v.17). Tampoco vemos que pusieran al apóstol Pablo quien se puede decir que era parte del magisterio de la Iglesia al mismo nivel de las Escrituras. Por tanto, se puede decir que los bereanos de Hechos 17:11 eran más nobles que los católicos porque los católicos no siguen este ejemplo y tampoco aplican este principio.
Por ejemplo, en Hechos 2:15 Pedro usó solamente la Escritura. Algún apologista católico dirá ¿y qué hay de Hechos 15:15 donde Pedro confronta a Bernabé? Sin embargo, en ese capítulo no están usando una tradición oral sino una nueva revelación en ese momento por lo que no estaba escrito y por eso ahora lo podemos leer. Además, ¿qué usan Pedro y Bernabé para solucionar el problema? Solamente las Escrituras. No usan un magisterio porque no existía en ese momento, sino que empieza respecto a este asunto apelando como fuente de base a las Escrituras (v.15). Por tanto, reconocieron que el conocimiento era de las Escrituras que el Espíritu Santo había dado como del Antiguo Testamento y no desde los concilios romanos y obedeciendo lo que ya estaba escrito. Otros preguntaran, “Pero si ya conocían ¿por qué no usan solo la Biblia sino la iglesia y el magisterio? Sin embargo, ignoran que tanto el magisterio y la iglesia tomaron la decisión basada en la Escritura y no sobre un magisterio lo cual es consistente con Hechos 17:11 y otros pasajes de la Biblia.
Los apologistas católicos insistirán que se usó ambas, el magisterio y la Biblia. Sin embargo, la misma Escritura dice, “Como manda Moisés” por tanto ¿qué estaban usando como fundamento? La Ley de Moisés, es decir, las Escrituras. De hecho, ¿por qué fueron a ver a los apóstoles y porque Pablo no lo decidió solo? Porque la Sola Escritura del Antiguo Testamento manda a ir donde los jueces, ancianos y profetas cuando tenían algún problema que resolver. Por tanto, ¿qué estaban siguiendo? La Sola Scriptura. ¿Y en qué se basaban esos profetas, ancianos y jueces? No en la decisión personal de ellos sino en las Santas Escrituras. El apologista católico dirá, “Hechos 2:42 no dice que la iglesia perseveraba solo en la Biblia” Sin embargo, dicho pasaje tampoco dice en la tradición oral sino en la “doctrina de los apóstoles” ¿y en qué estaban basado su doctrina las cual perseveraban? En los escritos del Antiguo Testamento porque todavía no se había completado el Nuevo (2 Timoteo 3:15-17).
Después de todo, el mismo apóstol Pedro dice en su epístola, que también dice que “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1 Pedro 4:11). Por tanto, ¿Qué más claro lo queremos escrito? El apologista católico dirá, “Pero Pedro no dice “solo conforme a lo que está escrito” El problema con este argumento es que la palabra “sola” no aparece en el texto por lo que el apologista católico apela a un argumento del silencio (falacia non sequitur). Además, acá tampoco se incluye una tradición oral. Al contrario, todas las veces que Jesús y los apóstoles mencionaban la tradición era de manera negativa. Después de todo, ¿de qué forma se puede hablar una tradición oral si Pedro dijo que se hablara conforme a la Palabra de Dios como el Antiguo Testamento? y ¿Qué prueba histórica tienen de que los cristianos tuvieran la tradición oral como inspirado por Dios? No lo hay.
Por tanto, cuando Pedro dice que se hable conforme a la Palabra de Dios es obvio que se refiere a lo escrito pues como dice el Salmo 119:160 “La suma de tus palabras es la verdad”. Si no es así entonces, ¿cómo prueban que toda la suma de la tradición oral es verdad? Si no pueden entonces este salmo se refiere solo a lo escrito. Después de todo, los mismos apologistas católicos admiten que no toda la suma de la tradición oral es verdad pues contenía la Didache, el Pastor de Hermas, el Libro de Enoch, los libros apócrifos y otros escritos las cuales no son inspirada. En cambio, toda la suma de la Escritura sí lo es y por eso somos Sola Scriptura.
“Los Padres de la Iglesia como Ireneo quien creía en la sucesión e Ignacio de Antioquia quien creía en la Eucaristía no creía en la Sola Scriptura.”
Tertuliano también enseñó que Cristo es la cabeza de la iglesia, no Pedro o un tal papa (Padres Ante nicenos, Vol.3) y que “NO HAY NADA QUE CREER APARTE DE LAS ESCRITURAS” (pp. 246, 252 y 249) y que “Cristo es la verdad, no la costumbre.”
“Y si alguno enseña, además de la sana y recta fe de las ESCRITURAS, sea anatema.” – Atanasio de Alejandría
Al igual que Tertuliano, Ireneo de Lyon, pastor en Lyon, Francia (influenciado por Policarpo) también habló sobre el bautismo solo para creyentes y de la Biblia como la única y sola autoridad para los cristianos diciendo en su obra principal “Contra las herejías” que “El evangelio ha sido transmitida en las Escrituras para que sean la raíz y el pilar de nuestra fe.” (Los Padres Antenicenos Vol. 1, “En Contra de las Herejias”, Libro 3).
Gregorio de Nisa en su libro sobre el alma y la resurrección dijo, “Las Escrituras constituyen el canon de todos los dogmas. Fijemos nuestros ojos en ellas y aceptemos únicamente las enseñanzas que se armonizan con ellas.” En una carta a Eustacio hablando de los arrianos dijo que los arrianos rechazan nuestra tradición cristiana. Pero ¿a qué tradición se refiere? ¿La escrita o la oral? Gregorio mismo responde esta pregunta diciendo, “Ellos rechazan nuestra tradición, seguramente donde no estamos obligados a seguir la suya [tradición arriana] que la Escritura inspirada entonces sea nuestro juez y el voto de la verdad se dará a aquellos cuyos dogmas se encuentran de acuerdo con las palabras divinas.”
Juan Crisóstomo en su libro Homilía dijo, “Es necesario fundamentar todos nuestros argumentos en la Escritura y así demostrar que no son un invento de razonamiento humano sino el mismo veredicto de la Escritura y así todo lo que decimos tendrá credibilidad.”
Agustín de Hipona, en su tratado sobre el bautismo, Libro 2, Cap. 3, sección 4, dice, “¿Por qué os agarráis a las autoridades de Cipriano [un obispo de la iglesia primitiva] quien ignora que la Santa Escritura canónica tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento está contenida en sus propios límites y que deben ser ANTEPUESTA a todas las cartas posteriores de los obispos de modo que a nadie le es permitido dudar o discutir sobre la verdad o rectitud de lo que consta esta escrito en ella?”
Además, ¿acaso están admitiendo que lo que dice Ireneo sobre los apóstoles e Ignacio sobre la Eucaristía no está en la Biblia entonces? Si es así entonces se contradicen. La realidad es que Ignacio está citando las Escrituras como Juan 6 y 1 Corintios 11 lo que demuestra que eran Sola Scriptura. A menos que digan que la Eucaristía no tiene fundamento bíblico lo cual es dispararse en su propio pie. La realidad es que hasta en los escritos de los Padres de la Iglesia encontramos adjetivos como “son fiables”, “no se contradicen”, “autoritativas”, “perfectos”, “inspirados por Dios”, “fundamentos de la fe”, “son suficientes para declarar la verdad” y que “no hay que hacer caso a lo que no respetan la autoridad de las Escrituras”, etc. En fin, tanto la Biblia como la misma Patrística (historia eclesiástica) demuestra que antes y durante los padres de la Iglesia los cristianos siempre creyeron en el concepto de la Sola Scriptura.
“Entonces, ¿hay que desechar todos los libros que no digan “Jehová dijo”?”
No, porque además de que la misma Biblia da testimonio de que es Palabra de Dios, el mismo Pedro dijo que todos los hombres que escribieron las Santas Escrituras fueron inspirados por Dios por ende no es necesario que digan la frase “Jehová dijo” porque ya se sabe que el Espíritu Santo los inspiró.
“Pero el libro de Eclesiastés no afirma ser Palabra de Dios y muchos libros religiosos también claman ser la Palabra escrita de Dios como el Corán y el libro de Mormón? ¿Cómo sabemos que son Palabra de Dios sin la ayuda de la ICAR”
Este argumento falla en el sentido de que ignora que el nombre Eclesiastés es una traducción de la palabra hebrea koheleth, que significa predicador y por eso se le conoce como El Libro del Predicador. Pero ¿qué es un predicador? Uno que predica la Palabra de Dios por ende sí afirma ser inspirado. Con respecto a los libros sagrados como el Corán y el Libro de Mormón sabemos que no son Palabra de Dios no solo porque contiene errores y contradicciones (como los libros apócrifos que contiene la “biblia” católica) sino porque ya el canon de la Biblia había cerrado en Apocalipsis 22:18-19 siglos antes de que estos otros evangelios aparecieran. En cuanto a los demás, muchos llamados “libros sagrados” no son sagrados y tales libros lo admiten.
En otras palabras, no claman ser la Palabra de Dios, sino que son como cualquier otra escritura. Toma por ejemplo los escritos de los antiguos hindúes pues Brahman no es un dios personal. Por tanto, una revelación de Brahman no puede ser posible ya que la comunicación es un atributo personal por lo que tales escritos solo son palabras de hombres y no Palabra de Dios. Lo mismo se puede decir de los dioses impersonales de la Nueva Era, cienciología, taoísmo, etc. Obviamente cualquier otro libro sobre religión que no tiene dios (como el budismo tradicional, confusionismo, epicúreo, estoico o ateísta) tampoco puede ser considerado como la Palabra de Dios. El sistema multi-dios como el de los pueblos griegos, sintoísmo y germánicos o germanos y otros tienen que ver más con la adoración de los ancestros donde la gente era elevada a un nivel de estado divino. Hasta Odín y Thor se encuentran enlistados en antiguas genealogías y eran verdaderas personas que luego se les atribuyeron poderes sobrenaturales a ellos. Las religiones paganas como la Wicca o brujería, el vudú y el animismo no tienen un dios o diosa supremo que les revele su voluntad.
Esto explica porque las creencias paganas se diferencian entre ellas pues vinieron de una mente humana, no divina. Por tanto, la Biblia tiene poca competencia. La pregunta es cuál libro es la verdadera Palabra de Dios y la Biblia ha demostrado serlo tanto con evidencias internas y externas. La Biblia siempre se ha distinguido entre todos los demás libros por varias razones. Como dice Alex McFarland, “Comparada con otros escritos antiguos, la Biblia tiene más evidencia que la apoye, que diez obras de la literatura clásica juntas”. Pero su veracidad y superioridad a otros libros ha sido comprobada no solo porque así lo dicen los expertos sino porque ha sido apoyada con evidencias de manuscritos, testigos oculares, consistencia literaria, profecías cumplidas, vidas transformadas, relatos históricos, conocimiento científico anticipado, respaldo de personas y lugares arqueológicos.
A pesar de haber sido escrita por más de 40 personas de diferentes países, épocas y ocupaciones no se contradice, sino que se complementan lo cual también demuestra que es la Palabra perfecta de Dios. Lamentablemente hay apologistas católicos que al igual que los ateos militantes dicen que la Biblia se contradice lo cual es una blasfemia pues Dios no miente ni comete errores (Tito 1:2 y Hebreos 6:18). La buena noticia es que cada una de tales alegaciones han sido ya refutadas (Lea por ejemplo Demolishing Supposed Bible Contradictions, Volume 1 and 2, Green Forrest, AR: Master Books, 2010 and 2012). Mientras que los demás libros religiosos como el Corán, el Libro de Mormón, el Talmud o los Vedas del hinduismo no solo contradicen la Biblia sino a ellas mismas por lo que no pueden ser la Palabra de Dios.
“Apelar a la Sola Scriptura es cometer una falacia de petición de principio (razonamiento circular)”
En primer lugar, apelar a la Biblia no es falaz porque al ser la Palabra infalible de Dios se está apelando a la verdad. Segundo, tanto los antiguos profetas, los apóstoles y el mismo Jesús apelaron a las Escrituras contra los falsos profetas, los fariseos y contra el mismo Satanás. ¿Acaso cometieron una falacia al seguir este mismo principio? Además, cuando hablamos de asuntos de autoridad suprema todos nos vemos envueltos en un argumento circular. Sin embargo, no todo razonamiento circular es falaz pues en la lógica también hay razonamientos o argumentos circulares que son virtuosos y eso lo vemos también en el campo de la ciencia, la filosofía y hasta en la religión católica. Por ejemplo, en la filosofía, ¿Por qué creemos en la razón? Porque es razonable. ¿Por qué creemos en la lógica? Porque es lógico. ¿Por qué creemos en lo empírico (lo observable)? Porque creemos en el método científico. Lo mismo pasa con la Biblia.
De hecho, el católico también hace razonamiento circular cuando apela a su Sola Ecclesia o su propio magisterio como si fueran infalibles mientras que nosotros preferimos apelar a la Sola Scriptura. Por tanto, ambos apelamos a un razonamiento circular, nosotros creemos en la Sola Scriptura y ellos en la Sola Ecclesia. La única diferencia es que es que ellos están encerrados en un círculo vicioso de sola ecclesia puesto que ningún hombre es perfecto o infalible mientras que nuestro razonamiento circular no es falaz y se mantiene porque la Palabra de Dios sí es inspirada, perfecta, verdadera e infalible (Salmos 19:7). He ahí la diferencia. Además, los católicos que nos acusan de apelar a razonamientos circulares deberían ponerse de acuerdo porque si no estamos cometiendo una falacia entonces no hay problema en demostrar la Sola Scriptura y toda doctrina a la luz de las Escrituras, pero si lo es entonces ¿por qué nos piden que lo demostremos con la Biblia? ¿No demuestra eso que están siendo inconsistentes con su propia postura?
“Pero todos los que creen en la Sola Scriptura tienen diferentes creencias o interpretaciones subjetivas en los círculos evangélicos. Por tanto, dicha creencia conduce a la división, la interpretación privada y fomenta la anarquía doctrinal.”
El problema con este argumento es que no solo ignora que los mismos católicos también difieren en cuanto a doctrinas. Por ejemplo, algunos no creen en el papado o el marianismo (BBC News). Otros difieren en cuanto a la teoría de la evolución o el progresismo (incluyendo el papa Francisco quien es de corte izquierdista). Algunos hasta tienen diferentes posturas con respecto a la sola oración en el Dei Verbum y al Vaticano han ido hasta indios paganos adorando el Pachamama. En otras palabras, en la iglesia católica no solo hay de todo, sino que hasta los ortodoxos que dicen tener la misma tradición ortodoxa tienen creencias diferentes a los católicos romanos desde el Concilio de Nicea. Aquellos católicos que son más honestos admiten que dicha “unidad” no existe en la iglesia católica romana. Además, las diferentes creencias solo demuestran que las interpretaciones de los hombres ya sea que venga de un magisterio católico, evangélico o protestante no son infalibles mientras que la Biblia sí lo es.
“Entonces ¿cómo saber cuál interpretación es la correcta?”
En lugar del magisterio de hombres apelamos a la obra iluminadora (no inspiradora) del Espíritu Santo la cual fue promesa de Jesús en Juan 14 y 16. Como decía el predicador y misionero inglés, George Muller, “Si el Espíritu Santo nos guía, lo hará de acuerdo con las Escrituras y nunca en contra de ellas”. Por tanto, con la ayuda del Espíritu Santo quien nos guía e ilumina a toda verdad y siguiendo las reglas de la hermenéutica con una mente abierta y objetiva (Juan 14:25-26 y 1 Juan 2:26-27).
“¿Qué Escritura usó Lucas para escribir su evangelio?”
¿Qué argumento usó Lucas para probar que Jesús era el Mesías? Las mismas Escrituras, no la opinión de Pedro. Recordemos que Lucas escribió su evangelio en el año 70 cuando ya todos los apóstoles habían vivido y muerto, excepto Juan. Sin embargo, Lucas no dijo “Según Pedro, Pablo, Juan o Tomás, Jesús es Mesías” sino que citó el Antiguo Testamento diciendo “Para que se cumpliera lo escrito y dicho por el profeta Isaías” Por tanto, ¿qué usó Lucas como base o fundamento de la biografía de Jesús? La Sola y Suficiencia de las Escrituras.
“Sí, pero en Lucas 1:1, 26 y 28 dice que había “investigado” y “transmitido” y no “leído” y el Antiguo Testamento tampoco menciona el nombre de María o su visita con la prima. Por tanto, no todo está en la Biblia sobre Jesús.”
Sin embargo, que Lucas investigara o transmitiera información no demuestra que usó la tradición oral. Por ejemplo, Lucas usa la genealogía bíblica para demostrar que Jesús vino de David. También investigó los hechos para saber qué había ocurrido, pero eso no quiere decir que cuando él escribió no usara las Escrituras para probar que los hechos ocurridos hayan sido verídicos. Uno investiga los hechos, pero tiene que dar pruebas de que los hechos fueron ciertos. ¿Y qué usó Lucas? Las Escrituras, no l tradición oral. Nosotros los apologistas cristianos por ejemplo también hacemos nuestras investigaciones y examinamos toda doctrina teológica, pero en base y a la luz de las Escrituras. Lo mismo hicieron los apóstoles. Con respecto a María siguiendo esa lógica entonces el Antiguo Testamento tampoco habla de Jesús pues tampoco se menciona su nombre. ¿Entonces Jesús es un invento de la tradición? Claro que no, ambos están en la Biblia, aunque sus nombres no hayan sido mencionados.
Además, ¿de cuál fuente de tradición que no sea de la Escritura sacan que Lucas hizo una investigación? Si no pueden dar la fuente y solo citan la Biblia entonces no están siendo consistentes con su cosmovisión pues solo citan la Biblia. Algunos dicen que la autoridad de la iglesia católica que te dio los 27 libros de la Biblia. Sin embargo, esto no solo demuestra que no tienen respuesta, sino que lo único que pueden hacer es apelar a la Biblia, es decir, a la Sola Scriptura.
“Si el Canon del Nuevo Testamento no es dada ni viene de la Tradición Apostólica (propuesto san Atanasio de Alejandría, aceptado en el Magisterio del Papa san Damaso I y definido en el Concilio de Roma) entonces ¿cuál iglesia seleccionó los libros inspirados de la Biblia y qué parámetros utilizaron (la tradición, el magisterio o la Sola Scriptura)?
En primer lugar, el canon de la Biblia lo estableció el mismo Espíritu Santo el cual usó primeramente a los judíos del Antiguo Testamento y luego a los primeros cristianos quienes eran judíos y no católicos romanos (Romanos 3:1-2 y 9:4). En ninguna parte de la Biblia se le llama a la iglesia primitiva con el nombre “católicos” y basta con leer la Biblia para darse cuenta de que la iglesia del Nuevo Testamento y la iglesia católica romana no son la misma iglesia. En segundo lugar, si fue la ICAR fue la que nos dio la Biblia entonces ¿por qué no hizo la selección en el siglo 1 o 2 sino después del siglo 3 (post-Constantino)? La respuesta es simple, porque fue Constantino el que creó la secta romana (Tomado de la Enciclopedia Histórica de la Humanidad, “World History Encyclopedia” en español lo cual no es un texto o página evangélica y la cual afirma que “Durante los tres primeros siglos del cristianismo, no hubo una autoridad central hasta después de la conversión del emperador romano Constantino el Grande en el año 312 d.C.”).
¿Y qué parámetros usaron y establecieron esa iglesia para saber si un libro era canónico? En primer lugar, que fuera escrita por un autor con autoridad el cual era validado con milagros y prodigios como los apóstoles. Segundo, que el mismo libro afirmara ser Palabra de Dios. Tercero, debía tener universalidad y consistente con las Escrituras ya existentes (Deuteronomio 13:1-5). El Salmo 119:160 dice que la suma de tu palabra es verdad. Por tanto, uno de esos parámetros es que tiene que ser verdad porque Dios es veraz y no miente ni se contradice (Números 2:19; Tito 1:2 y Hebreos 6:18). ¿Dónde no se contradicen? En los propios escritos. Ahora bien, ¿es la suma del evangelio de Tomás verdad? No, ni la suma de la tradición oral tampoco. En otras palabras, una tradición no puede hacer que unos libros se contradigan o no se contradigan.
Otro parámetro es que dichos libros no contengan herejías ¿y qué es lo que contiene o no contiene herejías? La propia Escritura. La tradición no puede hacer que un libro contenga o no herejías porque el libro ya está escrito. Por tanto, no es la tradición, ni la iglesia o un grupo de hombres el que pone los parámetros sino la misma Sola Scriptura. Estos son los parámetros que el cristianismo tomó en cuenta para saber cuál libro era canónico. Vemos lo que hizo el Espíritu Santo la cual da testimonio en la misma Escritura de que no se contradice, de que es verdadera y también da testimonio a nuestro espíritu de que es Palabra de Dios. El magisterio (ya sea católico, evangélico o protestante) tampoco tiene nada que ver con la determinación del canon lo cual Dios mismo cerró en Apocalipsis 22:18-19. Por tanto, ni la tradición, ni el magisterio seleccionaron ni son la fuente de inspiración del Canon sino el Canon mismo. De hecho, desde el principio, la Palabra de Dios se ha escrito por Dios mismo (Éxodo 31:18). La iglesia católico-romana ni siquiera seleccionó sus libros sino después de 300 años después.
“¿Dónde estaban los Bautistas cuando el canon de la Biblia lo estableció la Iglesia católica junto al papa Dámaso en el Concilio de Roma del año 382?”
En primer lugar, el papa Dámaso no tenía conocimientos de los idiomas originales de la Biblia y murió antes de que Jerónimo completará la Vulgata latina. De hecho, aun después de terminada la traducción de Jerónimo esta no fue usada durante siglos por la gran mayoría de los cristianos porque la consideraban como una versión alterada y corrupta. Por eso muchos cristianos como los valdenses prefirieron mejor traducir sus propias Biblias las cuales la ICAR llegó a prohibir y perseguir durante siglos. Esto lo hicieron antes y después de la Reforma Protestante. Segundo, ¿Para qué los Bautistas iban a estar en un concilio católico? Eso no tiene sentido.
Primero porque no eran de la misma fe, segundo porque los Bautistas o anabaptistas eran perseguidos por la iglesia de Roma la cual no creía en la libertad religiosa en esos tiempos y tercero ¿para qué? Si ya ellos sabían cuáles libros eran inspirados y pertenecían al canon del Antiguo y del Nuevo Testamento. O sea, el que la iglesia católica se haya reunido en un lugar para determinar el canon de la Biblia no significa que nadie sabía cuáles libros eran inspirados por Dios o ¿acaso nos están diciendo que por más de 300 años los primeros cristianos nunca supieron cuáles libros del Antiguo y del Nuevo Testamento eran la Palabra de Dios? Esto es falso a la luz de la misma Biblia pues el apóstol Pablo le dijo al joven Timoteo (y esto fue entre el año 64 y el 65 d.C.), “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido [note que dice “has sabido”, no dice que ignoraba o desconocía] las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:14-17).
Esto tiene sentido pues a todo israelita se le exigía que conociera y meditara en las Palabras de Dios día y noche. Evidentemente Pablo NO quiso decir solo esa parte de la Palabra de Dios que se había escrito hasta esa fecha sino toda la Palabra de Dios, aunque toda no se había escrito todavía. Pedro por ejemplo también reconoció los escritos de Pablo como parte de las Escrituras (2 Pedro 3:15-16) mientras que Pablo también consideró que los escritos de Lucas tenían tanta autoridad como el Antiguo Testamento (Vea 1 Timoteo 5:18; Deuteronomio 25:4 y Lucas 10:7) y que algunos de estos libros del Nuevo Testamento ya estaban circulando entre las iglesias (Colosenses 4:16 y 1 Tesalonicenses 5:27). Estos pasajes al igual que otros demuestran que durante la era de la iglesia del Nuevo Testamento los apóstoles escribieron sus cartas y la congregación los recibió, las leyeron, reconocieron su autoridad, lo esparcieron y los copiaron haciendo miles de manuscritos de los originales para repartirlos a otros hermanos en Cristo de diferentes partes del mundo antiguo porque ya sabían cuales libros eran las Santas “Escrituras” o la “Palabra escrita de Dios” mucho antes de cualquier concilio o votación católico (Lucas 9:6; Hechos 8:4; 17:6,11 y 2 Pedro 1:21).
Por tanto, la misma Biblia da testimonio de que es Palabra de Dios (evidencia interna o la autoproclamación de la misma Biblia) y fue Dios mismo el que cerró el canon de la Biblia diciendo que no se le debe añadir o quitar en el libro de Apocalipsis 22:18-19. Tercero, los mismos escritos históricos de Policarpo, Atanasio, Clemente, Ignacio de Antioquia, Cipriano, Tertuliano, Orígenes, Ireneo, Agustín, Eusebio y otros también demuestran que el canon de la Biblia ya era conocido y definido mucho antes de la Vulgata de Jerónimo y el papa Dámaso. Por tanto, las votaciones y concilios como la realizada en Nicea, más que establecer el canon de la Biblia, solo afirmó y reconoció oficialmente aquello que ya había sido la perspectiva dominante de la iglesia sobre los libros inspirados por Dios. Los cuatro evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento destacados en sus concilios ya habían sido establecidos y reconocidos sólidamente en las comunidades cristianas durante más de un siglo antes de Nicea. Por tanto, lo único que hizo la ICAR en sus concilios fue confirmar lo que la iglesia primitiva ya aceptaba como inspirado y añadir otros libros que no son inspirados sino apócrifos lo cual Dios condena en Apocalipsis 22:18-19 y Proverbios 30:6.
La Biblia simplemente no resultó de una votación que tuvo lugar trescientos años después del tiempo de Jesús, sino que mucho antes de que Constantino naciera y que los evangelios gnósticos existieran los cuatro evangelios del Nuevo Testamento ya se consideraban antiguos y como la autoridad final de la Iglesia. Cuarto, lo que hizo Dámaso fue encargar a Jerónimo de hacer una traducción latina de la Biblia, pero antes de dicha traducción ya había muchas versiones latinas, siriacas y en otros idiomas como la Peshita y aun si la ICAR hubiese sido la primera en reunir, recopilar y formar el canon de la Biblia eso tampoco demostraría que la Biblia vino de dicha iglesia. ¿Por qué? Porque reunir unos libros en uno solo no tiene nada que ver con su inspiración y autoría. Por ejemplo, que alguien sea el primero en reunir y traducir todos los 7 libros de Las Crónicas de Narnia de CS Lewis en uno solo no lo convierte en su autor. El autor sigue siendo CS Lewis. Lo mismo con la Biblia. Quinto, decir que los católicos hicieron la Biblia rayaría en lo plagio ya que la autoría de la palabra es de los judíos y los judíos no eran católicos romanos. Por ejemplo, cuando Moisés recibió las tablas de la Ley y el Pentateuco no necesitaron de la iglesia católica romana que por cierto ni siquiera existía en ese tiempo para que les dijera que esos escritos eran las Palabras de Dios. Y si la iglesia Católica Romana no se necesitaba para que nos diera el Antiguo Testamento, entonces tampoco era necesaria para darnos el Nuevo Testamento.
El mismo hecho de que Jesús y sus apóstoles citaban el Antiguo Testamento es prueba de que sabían cuales libros eran inspirados. Así lo reconoce el historiador judío, Flavio Josefo (s. I d.C) en su obra, “Antigüedades de los judíos” diciendo que el Antiguo Testamento estaba compuesto por 27 libros y el mismo apóstol Pablo también afirma en Romanos 3:1-3 y 9:4 lo siguiente “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios… que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas;”. Note que aquí el apóstol Pablo no dice que la Biblia vino de la ICAR sino de los JUDÍOS. Por último, los apologistas católicos deberían de dejar de robar el crédito por lo que Dios hizo sin su ayuda pues ustedes no nos dieron la Biblia. Al contrario, le lectura y distribución de todas las traducciones bíblicas de Pedro Waldo, Juan de Valdés, Francisco de Encinas, Juan Pérez Pineda, Wycliffe, Tyndale, Casiodoro y Valera estaban estrictamente prohibidas por la ICAR al punto que el que poseía una de estas Biblias era castigado con pena de muerte.
De hecho, la gran mayoría de las copias originales de nuestra Biblia (Reina Valera) fueron quemadas en la hoguera por órdenes de la inquisición católica llamándola una “edición peligrosísima de la Biblia” y porque la ICAR tenía prohibida su lectura en el idioma del pueblo (Dr. S. L. Greenslade, The Cambridge History of the Bible-Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press,1983-página 126). La iglesia católica también había decretado por el concilio francés reunido en Tolosa el año 1229 la prohibición a poseer o leer una Biblia valdense diciendo “Prohibimos asimismo que no se permita a los laicos tener los libros del Antiguo y Nuevo Testamento…; no tengan los libros mencionados traducidos en romance…” (Canon XIV; José Llamas, O.S.A., tomo VLL. Pp. 12-13). La prohibición de Jaime I de Aragón que fue hecha en un concilio reunido en Tarragona el 7 de febrero de 1233 también declaró, “Se manda, además, que nadie tenga en su poder los libros del Antiguo Testamento en romance. Y si alguien las tuviere que los entregue en el plazo de ocho días al obispo del lugar para que él los queme. Si así no lo hiciere considéresele como sospechoso de herejía hasta que rectifique” (Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Tomo II, p.226 y Tomo VII pp.225-227).
Lo mismo en 1234 en el Concilio de Tarragona la cual no permitía ninguna Biblia en el idioma del pueblo y que todas debían ser quemadas, el Tercer Sínodo de Oxford en 1408 no estaba autorizaba tener una Biblia en inglés porque eso se consideraba una herejía y el Concilio de Trento en 1559 tenía las Biblias preservadas en el “Índice de Libros Prohibidos” (Regla III). La Iglesia Católica también había emitido un decreto en 1551 declarando lo siguiente: “La Biblia en el castellano, o en cualquier otra lengua vulgar, está estrictamente prohibida…” (Ibíd. p.125). Esta orden vino del Concilio de la Santa Inquisición General. Ahora lo permite porque existe la libertad de expresión y de culto gracias a los Bautistas como Roger Williams de Rhode Island quien siguió el ejemplo y legado de los anabaptistas sobre la separación de iglesia y estado. No gracias a los católicos. Al igual que la historia de la iglesia esta parte de la historia de la Biblia tampoco te la cuentan los apologistas católicos ya sea porque ignoran este hecho histórico o porque no les conviene.
Sin embargo, la aparición de estos decretos y documentos prohibidos implica lógicamente la existencia de tales iglesias cristianas no católicas y de semejantes traducciones en lengua vulgar y a través de los siglos. Aun hoy en día hay católicos militantes que todavía odian nuestra Biblia. Por tanto, no, no les debemos nada y tampoco queremos nada de lo que venga del Vaticano. No gracias. ¿Por qué? Porque la Biblia vino de los judíos y de la iglesia primitiva antes de que se formara la iglesia católica romana.
“¿Pero no eran católicos los primeros cristianos y por ende la que escribió, formó y definió el Nuevo Testamento? Dime ¿y dónde estaban los bautistas que establecieron el canon antes de los concilios católicos?”
Asumir que antes de Lutero los únicos cristianos que había eran católicos es históricamente falso pues antes del protestantismo siempre existieron cristianos no católicos (como los anabaptistas) que clamaban venir de la iglesia que Jesucristo edificó y quienes fueron duramente perseguidos por la iglesia de Roma y luego por protestantes también dejando así un rastro de sangre en la historia. Esto siempre ha sido reconocido tanto por historiadores Bautistas como no Bautistas tales como el luterano Mosheim, el metodista Juan Clark Ridpath, el campbelista Alejandro Campbell, el científico, teólogo, filósofo e historiador, Sir Isaac Newton, la Enciclopedia (prebisteriana) de Edinburgh, el Cardenal católico Hosius y muchos más (Vea El Rastro de la Sangre, J.M. Carroll, Challenge Press; Los Bautistas a Través de los Siglos por C.L. Neal y La Iglesia que Jesús Edificó por Roy Mason, entre otros). Entre los historiadores bautistas mejor conocidos del pasado, que creían en esta perpetuidad bautista, pueden ser mencionados los nombres del Dr. Juan T. Christian, Robinson, Crosby, Irving, Orchard, Jones, Backus, Benedicto y Cramp. Por tanto, asumir que todo cristiano que no sea católico es un protestante es caer en una falacia de generalización apresurada y de culpabilidad por asociación.
http://www.cristianismoparaateos.com/index.php/2020/04/04/cual-es-la-verdadera-iglesia/
“¿Dónde Jesús dijo que nos iba dejar 27 libros?”
Pues siguiendo los mismos parámetros de arriba podemos saber que fueron 27 libros del Nuevo Testamento que Dios nos dejó. Además, ¿Acaso la tradición tenía 27 libros o muchos más? ¿Qué tradición oral establece que solo había 27 libros? Ninguna. Además, la tradición tenía más y si tenía más libros (como el Pastor de Hermas y la Didache) entonces ¿de qué fuente la iglesia extrajo solo 27 libros en el siglo 1? Por ende, la tradición no puede ser la fuente para determinar cuáles eran los 27 libros. Tuvo que haber algo fuera del hombre para ayudarlo a entender cuáles eran los libros de Dios y ese es el Espíritu de Dios mismo. Por tanto, ¿quién lo fija? Dios mismo. Porque es Su Palabra y no la de los hombres. Por eso 2 Pedro 1:21 dice, “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,” ni por ningún magisterio “sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
“¿Dónde estaba la Biblia antes de la Biblia Reina Valera?”
En los miles de manuscritos hebreos del Antiguo Testamento y en los miles de manuscritos griegos que vinieron de Antioquia, Siria (lugar donde se les llamó a los discípulos cristianos por primera vez en Hechos 11:26) de los cuales muchas versiones de la Biblia fueron traducidas y prohibidas por la iglesia católica romana. Como, por ejemplo, todas las traducciones bíblicas de Pedro Waldo, Juan de Valdés, Francisco de Encinas, Juan Pérez Pineda, Wycliffe, Tyndale, Reina y Valera estaban estrictamente prohibidas por la ICAR al punto que el que poseía una de estas Biblias era castigado con pena de muerte.
¿Los evangélicos no saben quién hizo el canon del Antiguo Testamento porque fue la iglesia católica romana la que tanto critican?
De hecho, en los días de Esdras, por el año 457 A.C., fueron los judíos ortodoxos (inclusive Israel y tal como dijo Pablo en Romanos) adoptaron los 39 libros del Antiguo Testamento como el canon verídico (documentos) de las Sagradas Escrituras. Los hebreos siempre han creído que fue Esdras quien fijó, bajo inspiración divina, el canon o catálogo de los libros inspirados del Antiguo Testamento y, en términos generales, se puede decir que los libros apócrifos fueron escritos entre el año 150 a.C. y el año l00 d.C. Por lo menos dos siglos después de la muerte de Esdras. De hecho, Flavio Josefo, el más grande historiador judío de la era de los apóstoles (100 d.C.) así lo declara enumerando solamente los libros que los judíos consideraban ser inspirados por Dios y que nada fue añadido al canon del Antiguo Testamento, excluyendo también de esta manera los libros apócrifos.
“¿Nombre del protestante que tradujo la Biblia y la dividió en capítulos y versículos?”
Esto es apelar a una falacia de pez rojo (argumento irrelevante) pues no tiene nada que ver con el tema de Sola Scriptura. Los romanistas hacen esta pregunta asumiendo que fue un católico el que dividió la Biblia en capítulos y versículos y que por ende la Biblia vino de la ICAR. Sin embargo, dicha pregunta muestra ignorancia o deshonestidad porque, los primeros en dividir la Biblia en capítulos fueron los judíos con el Antiguo Testamento y luego el católico (el clérigo inglés Esteban Langton, arzobispo de Canterbury, en 1226) hizo lo mismo. Sin embargo, no la dividió en versículos, sino que eso lo hizo primero el prestigioso impresor y protestante Roberto Estienne con el Nuevo Testamento en 1550 y la cual es la misma división de versículos que usan los católicos en sus “biblias”. Estienne hasta hizo la edición latina de toda la Biblia en 1555.
Sin olvidar que, antes del protestantismo muchos cristianos no católicos como el valdense Pedro Waldo (1140 –1218) y otros anabaptistas llegaron a traducir la Biblia en el idioma vulgar, si tenían capítulos y versículos solo Dios sabe pues la ICAR destruía toda traducción de la Biblia que se hiciera sin su consentimiento. Por tanto, es posible que haya existido antes de Esteban Langton (1226) pues dichas prohibiciones suponen que en efecto la Biblia ya se traducía al romance. Después de todo, si Esteban fue el primero era porque su iglesia se encargó por medio de la inquisición de eliminar toda existencia de Biblia (como los de los valdenses y otros anabaptistas) que no viniera de la suya. La ICAR había decretado por ejemplo por el concilio francés reunido en Tolosa el año 1229 la prohibición a poseer o leer una Biblia valdense diciendo “Prohibimos asimismo que no se permita a los laicos tener los libros del Antiguo y Nuevo Testamento…; no tengan los libros mencionados traducidos en romance…” (Canon XIV; José Llamas, O.S.A., tomo VLL. Pp. 12-13).
La prohibición de Jaime I de Aragón que fue hecha en un concilio reunido en Tarragona el 7 de febrero de 1233 también declaró, “Se manda, además, que nadie tenga en su poder los libros del Antiguo Testamento en romance. Y si alguien las tuviere que los entregue en el plazo de ocho días al obispo del lugar para que él los queme. Si así no lo hiciere considéresele como sospechoso de herejía hasta que rectifique” (Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Tomo II, p.226 y Tomo VII pp.225-227). Lo mismo en 1234 en el Concilio de Tarragona la cual no permitía ninguna Biblia en el idioma del pueblo y que todas debían ser quemadas, el Tercer Sínodo de Oxford en 1408 donde no estaba autorizado tener una Biblia en inglés porque eso se consideraba una herejía y el Concilio de Trento en 1559 donde las Biblias preservadas estaban en el “Índice de Libros Prohibidos” (Regla III). Esta parte de la historia no te la cuentan los católicos porque no les conviene. Sin embargo, la aparición de estos decretos y documentos prohibidos implica lógicamente la existencia de semejantes traducciones en lengua vulgar y a través de los siglos.
Por último, aun si hubiese sido un católico el primero en poner capítulos y versículos a la Biblia eso tampoco demostraría que la Biblia vino de dicha iglesia, ni contradice ni refuta la Sola Scriptura porque el concepto ya existía antes de que se le pusiera números a la Biblia. Además, dicha división de capítulos y versículos solo tenía como fin de facilitar la búsqueda, pero no tiene nada que ver con su recopilación, formación, inspiración u autoría. Las Escrituras que usaron los antiguos judíos, los primeros cristianos y los Padres de la Iglesia no tenían números sin embargo creían en la Sola Scriptura. Jesús mismo por ejemplo leyó del rollo de Isaías. ¿Estaba el rollo dividido en capítulos y versículos? NO y el que Esteban Langton le haya puesto capítulos y Roberto Estienne los versículos no cambia el hecho de que dicho libro seguía siendo inspirado y que vino de su autor, el profeta Isaías, no de los católicos o los protestantes. Lo mismo se puede decir de toda la Biblia. De hecho, decir que los católicos hicieron la Biblia ya rayaría en lo plagio pues la autoría de la Palabra es de los judíos y los judíos no eran católicos (Vea Romanos 3:1-3 y 9:4). Sin olvidar que los católicos también le pusieron los libros apócrifos a la Biblia lo cual es condenado por la misma Biblia en Proverbios 30:6 y Apocalipsis 22:18-19.
“La iglesia católica nunca prohibió a la gente tener una Biblia. De hecho, la Biblia que los protestantes y evangélicos tienen en las manos se la debe a nosotros los católicos”
Esto es demostrar deshonestidad o ignorancia en la historia cristiana pues es todo lo contrario. La lectura y distribución de todas las traducciones bíblicas de Pedro Waldo, Juan de Valdés, Francisco de Encinas, Juan Pérez Pineda, Wycliffe, Tyndale, Casiodoro y Valera estaban estrictamente prohibidas por la ICAR al punto que el que poseía una de estas Biblias era castigado con pena de muerte.
De hecho, la gran mayoría de las copias originales de nuestra Biblia (Reina Valera) fueron quemadas en la hoguera por órdenes de la inquisición católica llamándola una “edición peligrosísima de la Biblia” y porque la ICAR tenía prohibida su lectura en el idioma del pueblo (Dr. S. L. Greenslade, The Cambridge History of the Bible-Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press,1983-página 126). La iglesia católica también había decretado por el concilio francés reunido en Tolosa el año 1229 la prohibición a poseer o leer una Biblia valdense diciendo “Prohibimos asimismo que no se permita a los laicos tener los libros del Antiguo y Nuevo Testamento…; no tengan los libros mencionados traducidos en romance…” (Canon XIV; José Llamas, O.S.A., tomo VLL. Pp. 12-13). La prohibición de Jaime I de Aragón que fue hecha en un concilio reunido en Tarragona el 7 de febrero de 1233 también declaró, “Se manda, además, que nadie tenga en su poder los libros del Antiguo Testamento en romance. Y si alguien las tuviere que los entregue en el plazo de ocho días al obispo del lugar para que él los queme. Si así no lo hiciere considéresele como sospechoso de herejía hasta que rectifique” (Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Tomo II, p.226 y Tomo VII pp.225-227).
Lo mismo en 1234 en el Concilio de Tarragona la cual no permitía ninguna Biblia en el idioma del pueblo y que todas debían ser quemadas, el Tercer Sínodo de Oxford en 1408 no estaba autorizaba tener una Biblia en inglés porque eso se consideraba una herejía y el Concilio de Trento en 1559 tenía las Biblias preservadas en el “Índice de Libros Prohibidos” (Regla III). La Iglesia Católica también había emitido un decreto en 1551 declarando lo siguiente: “La Biblia en el castellano, o en cualquier otra lengua vulgar, está estrictamente prohibida…” (Ibíd. p.125). Esta orden vino del Concilio de la Santa Inquisición General. Ahora lo permite porque existe la libertad de expresión y de culto gracias a los Bautistas como Roger Williams de Rhode Island quien siguió el ejemplo y legado de los anabaptistas sobre la separación de iglesia y estado. No gracias a los católicos. Al igual que la historia de la iglesia esta parte de la historia de la Biblia tampoco te la cuentan los apologistas católicos ya sea porque ignoran este hecho histórico o porque no les conviene.
Sin embargo, la aparición de estos decretos y documentos prohibidos implica lógicamente la existencia de tales iglesias cristianas no católicas y de semejantes traducciones en lengua vulgar y a través de los siglos. Aun hoy en día hay católicos militantes que todavía odian nuestra Biblia. Por tanto, no, no les debemos nada y tampoco queremos nada de lo que venga del Vaticano. No gracias. ¿Por qué? Porque la Biblia vino de los judíos y de la iglesia primitiva antes de que se formara la iglesia católica romana.
Mis Preguntas
Dame una prueba histórica de que hubo un obispo de obispos antes de Constantino (no del siglo 3 o 6)
De hecho, ambos (romanos y ortodoxos) nacieron de su padre o primer papa Constantino (Tomado de la Enciclopedia Histórica de la Humanidad, “World History Encyclopedia en español” lo cual no es un texto o página evangélica y la cual afirma que “Durante los tres primeros siglos del cristianismo, no hubo una autoridad central hasta después de la conversión del emperador romano Constantino el Grande en el año 312 d.C.”).
¿Qué harías en el día del mañana si el magisterio de la iglesia católica (incluyendo el papa) aprobase el aborto y la ideología de género?
¿Dónde en la Biblia dice que los primeros cristianos tenían a la tradición como máximo juez en lugar de las Escrituras? ¿Qué doctrina cardinal no está en la Biblia?