- Redacción
- BBC News Mundo
Al menos 37 personas -entre ellas 22 niños- murieron este jueves después de que un expolicía abriera fuego en una guardería en Tailandia, según confirmaron fuentes de seguridad del país.
El ataque se produjo en la provincia de Nong Bua Lamphu, en el noreste del país.
El agresor, que portaba una escopeta, una pistola y un cuchillo, entró en la guardería de la localidad de Uthai Sawan y disparó y apuñaló indiscriminadamente a niños y adultos antes de darse a la fuga.
Luego mató luego a su familia y se suicidó.
La policía lo identificó como Panya Khamrab, de 34 años, Por el momento, no se conocen los motivos del ataque.
Al parecer, el exagente fue despedido en junio por consumo de estupefacientes, según han confirmado las autoridades.
Cómo sucedió el ataque
Entre los muertos hay al menos 22 niños, según fuentes oficiales, alguno de tan solo 2 años de edad. También hay 12 heridos, que fueron llevados al hospital local.
La maestra jefa de la escuela, Nanticha Panchum, dijo que el hijo del atacante iba a la guardería, aunque no había acudido en un mes.
El agresor solía dejar por las mañanas a su hijo en la guardería, y siempre era educado y conversador, agregó.
Panchum explicó que normalmente hay más de 90 menores en el centro, pero este jueves solo había unos 30 por el mal tiempo y problemas con el autobús escolar.
La policía tailandesa asegura que Khamrab llegó al recinto después de la hora del almuerzo y empezó a ponerse nervioso al no encontrar allí a su hijo.
Los testigos relatan que abrió fuego casi de inmediato, primero “contra cuatro o cinco empleados de la guardería”, según explicó una vecina que trabajaba cerca, Jidapa Boonsom, a la agencia Reuters.
Una de las vícimas es una trabajadora de la escuela que estaba embarazada de ocho meses.
“Al principio la gente pensaba que eran fuegos artificiales”, dijo Bonsoom. Los trabajadores del centro y algunos padres que había allí intentaron frenarlo, pero el agresor consiguió entrar en una sala en la que los niños estaban durmiendo y disparó contra ellos.
Según un corresponsal del servicio tailandés de la BBC, solo una niña ha sobrevivido a la masacre gracias a que estaba profundamente dormida y el expolicía pensó que estaba muerta.
Khamrab subió después en su camioneta, una Toyota blanca con matrícula tailandesa, y huyó del lugar, arremetiendo en su fuga contra un grupo de viandantes.
“Intentaba chocarse con otros en la carretera. Embistió contra una moto y dos personas fueron heridas. Yo tuve que acelerar para alejarme de él”, aseguró a AFP otra testigo, Paweena Purichan, que describió que el atacante, conocido según ella en la zona por su drogadicción, conducía de forma errática.
Videos compartidos en redes sociales muestran el dolor y la angustia de padres y parientes de las víctimas congregados en un refugio a las afueras del centro.
La policía inició entonces una búsqueda frenética del atacante, y pidió a la población que se refugiara en sus hogares.
Poco después, sin embargo, lo encontraron en su casa, donde había matado a su mujer y su hijo antes de suicidarse.
El jefe de la policía, Damrongsak Kittiprapat. explicó así la sucesión de acontecimientos.
“Después de inspeccionar la escena del crimen, vimos que el atacante intentó entrar y básicamente usó un cuchillo para cometer el crimen y matar a un grupo de niños pequeños”, explicó.
“Entonces salió y empezó a matar con una pistola o el cuchillo a cualquiera que se cruzara en su camino hasta que llegó a su casa. Rodeamos la vivienda y entonces nos dimos cuenta de que se había suicidado en el interior”.
En la misma mañana de este jueves, pocas horas antes de su periplo asesino, Panya Khamrab había comparecido ante un tribunal local acusado de consumo de drogas, en un juicio cuyo veredicto se iba a conocer este viernes.
El primer ministro de Tailandia, Prayuth Chan-ocha, ordenó una investigación urgente sobre el suceso, que calificó de “estremecedor”.
Los tiroteos masivos son poco frecuentes en Tailandia. En 2020, un soldado mató a 21 personas e hirió a varias decenas más en la ciudad de Nakhon Ratchasima.
Sin embargo, aunque la legislación es restrictiva, el acceso a las armas es relativamente sencillo en Tailandia.
Se calcula que en el país hay más de 10 millones de armas en manos privadas, según las estadísticas más recientes de la ONG gunpolicy.org, con sede en Sidney. La población tailandesa es de 70 millones de personas.
De todo ese armamento, más de 4,1 millones están sin registrar.
En comparación, en Myanmar, que tiene una población de 54 millones de personas, se cuentan 870.000 armas de fuego, mientras que en Corea del Sur, con 50 millones de personas, hay 79.000 armas.
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