NOTICIACRISTIANA.COM – En tiempos de Moisés, la Biblia precisa un maná público. Dios lo suministró para el sustento de los israelitas durante el viaje por el desierto, no estaba escondido, porque cada mañana aparecía milagrosamente y cubría la tierra. Pero, Dios ordenó a Moisés, que guardará parte de este “pan” en un jarro de oro, dentro del arca sagrada del pacto, para todas las generaciones.
El apóstol Lucas Márquez, en su análisis al libro de Éxodo, aborda el tema sobre el cambio de dieta que sometió Dios al pueblo de Israel, tras salir de Egipto. En este sentido, detalla que las Escrituras comprueban que Moisés dio de comer a su pueblo, pan del cielo o pan espiritual. (Leer Juan 6:31 y 1 Corintios 10:3).
Márquez, indica que en Éxodo 16:31-32, describe el mandato que Dios hizo a Moisés, de guardar un gomer de maná, como memoria del testimonio de Dios. Por lo tanto, precisa que es un mandato extraño, porque es el único registro bíblico, donde Dios, manda a guardar alimentos delante de él, para las futuras generaciones. Por otro lado, considera que Pablo retoma esta temática en Hebreos 9:4.
Iglesia de Pérgamo
“En Apocalipsis 2:17, Juan anima a los cristianos de Pérgamo, donde está el trono de Satanás, a vencer la inmoralidad, el sectarismo y la apostasía enlazados con Balac, Balaam y la doctrina de Nicolaitas. A los cristianos se les invitó a comer del maná escondido, guardado en una vasija de oro, para testimonio de futuras generaciones. Este maná estaba escondido en el compartimiento del tabernáculo que se llamaba el Santísimo, donde la luz milagrosa que se mantenía suspendida sobre la cubierta del arca simbolizaba la mismísima presencia de Dios”, explica Márquez.
Agrega que el maná escondido, las tablas de la ley y la vara de Aarón, son los tres elementos que Dios preservó, como su testimonio. Sin embargo, precisa que el varadero punto de enfoque era el maná en la vasija de oro, cubierto por cinco capas, el cual permaneció durante 40 años y nunca se descompuso, lo que era todo un misterio.
“En el Antiguo Pacto, nadie comió del maná escondido, ni Moisés, ni Aarón, ni el sumo sacerdote. Pero, en Apocalipsis 2, a la iglesia de Pérgamo, donde estaba el trono de Satanás, se le indica que si vencen la idolatría, se les dará de comer maná escondido”, acotó el apóstol.
Márquez, exhorta que debemos entender como cristianos, que Cristo es el verdadero maná escondido que debemos comer diariamente y el enfoque de nuestras vidas, sin olvidar que somos lo que comemos.
Morada de Dios
“El tabernáculo, era la morada de Dios en el Antiguo Pacto, y ahora nosotros somos la morada de Dios, somos su edificio, y nuestro punto de enfoque debe ser el maná escondido, que es el Cristo que hemos comido, digerido y asimilado. Entonces, el maná es sombra, figura y tipo de Cristo comido por nosotros”, resalta el estudioso.
Asimismo, afirma que una las razones del maná escondido, es la conmemoración delante de DIos, para las generaciones venideras, y un significado espiritual para los del Nuevo Pacto, porque al participar de Cristo, lo preservamos, como fue preservado el maná, en la vasija de oro, que simboliza la naturaleza divina, a Cristo resucitado e impartido en nuestras vidas.
“En Lucas 10:41-42, está claro que la sustancia del maná es Cristo, esa parte que no será quitada, porque lo preservamos, esa palabra que comemos y habita en nuestra alma. La Palabra, se la dejas en la parte natural, en la carne, en alma, mente o intelecto, se descompone. Pero, si esa Palabra la guardas en tu espíritu, Cristo es preservado, ese Maná nunca se corromperá. El hecho que Cristo lo comamos y guardemos será un recuerdo para futuras generaciones”, destaca Márquez.
Cristo verdadero maná
Por consiguiente, indica que solo el Cristo comido y experimentado, es digno de ser recordado y conmemorado de forma eterna. Es decir, lo único que será conmemorado, es el Cristo que se formó en cada uno de nosotros, como testimonio de futuras generaciones.
“Lo que recordemos de Cristo como verdadero maná en la eternidad, tendrá dos aspectos. El disfrute de Cristo como elemento constituyente, el mejor alimento en el plano espiritual. El Cristo como suministro para ser su morada, es el elemento constituyente de que estamos hecho, este es el maná, que se guarda como un recuerdo de Dios”, expresa Márquez.
“El maná visible era para el disfrute del pueblo de Dios, de manera externa. El maná escondido representa a Cristo dentro de nosotros, en nuestro espíritu, porción reservada a creyentes vencedores. Dios ha decidido morar dentro de nuestro interior, una presencia intrínseca. La diferencia entre maná público y escondido, es el Cristo para el disfrute ambiental y Cristo que habita en nosotros. Dios considera importante cambiar tu mente o mundo interior que la realidad externa que te rodea”, dijo Márquez
Sin el maná escondido no podremos funcionar como sacerdotes. El maná nos transforma a ser sacerdote de Dios, entre más maná escondido comemos, más sacerdotes reales del pacto seremos. Leer 1 Corintios 15:45; Números 18:26-29; Hebreos 9:4; Colosenses 3:3; 2 Pedro 1:4; 2 Corintios 1:17.
“Todos los que comemos del maná escondido, somos potenciales edificadores de la casa de Dios”, resalta Márquez.
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