Las pestes y las epidemias han estado presentes durante toda la historia de la humanidad. Pero la ayuda de nuestro Dios también ha estado presente y no ha dudado incluso en mandar a sus ángeles para que nos asista en momentos de tribulación. Este es el caso que les contaremos a continuación.
A finales del siglo VI una gran epidemia de peste se propagó por toda la ciudad de Roma. Cuenta la historia que el entonces obispo de Roma, el Papa Gregorio I, invocar la intercesión de los ángeles para ayudar a su pueblo con este problema.
Consciente de que Dios siempre escuchó la súplica de los que le invocan, Gregorio I salió a las calles de Roma a hacer procesiones, cometió ncienso y celebrando Misas por el fin de la peste.
Luego de tanto suplicar el señor le concedió una visión que se convirtió en una señal de consuelo para él y para los fieles de Roma. En la parte superior del Castillo de Sant'Angelo el sumo pontífice viola a San Miguel Arcángel, príncipe de las milicias celestiales, anunciando la liberación de la peste.
Desde que el Papa tuvo esa visión, la plaga comenzó a disminuir tiene ta que finalmente desapareció.
Para conmemorar este hecho, algunos años después se construyó una estatua de San Miguel Arcángel hasta el día de hoy es muy específico.