Luego de rezar el Angelus dominical en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el papa Francisco bendijo la Plaza de San Pedro que, por primera vez en todo su pontificado, se encontraba completamente vacío.
Debido a la cuarentena impuesta en todo Italia, la Plaza de San Pedro, que usualmente luce repleta de personas que participan de las actividades públicas del Santo Padre, se encuentra cerrada para todo el público. Por esta razón, el Obispo de Roma ya no reza el Ángelus desde el balcón de la plaza, sino de manera privada.
Aún así, este domingo el Papa Francisco se asomó a impartir la bendición por la ventana desde donde usualmente está saludando por millas de peregrinos venidos de todo el mundo.
Minutos antes del Santo Padre rezó el Ángelus y reflexionó sobre el pasaje de la mujer samaritana que dio de beber a nuestro Señor. «En el centro de este diálogo está el agua. Por un lado, el agua como elemento esencial, para vivir, que apaga la sed del cuerpo y que sostiene la vida. Por otro lado, el agua como símbolo de la gracia divina, que da la vida eterna », mencionó el Papa.
El Papa explicó que «si nuestra búsqueda de la esperanza y nuestra sed se encuentran en Cristo pleno apego, manifestamos que la salvación no está en las cosas de este mundo, qué al final produce sequía, sino en Aquel que nos ha amado y que siempre nos ama: Jesús nuestro Salvador, en el agua viva que Él nos ofrece ».