En una parroquia de la diócesis de Orange, California, se ha tomado una medida interesante para reducir los riesgos de contagio por coronavirus al administrar el sacramento de la confesión. Sus sacerdotes están confesando en el estacionamiento de la parroquia.
El sacramento de la confesión es uno de los más importantes para los católicos. Gracias a este sacramento se obtiene «la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Dios y, al mismo tiempo, se reconcilia con la Iglesia, la que ofende con sus pecados» (Catecismo de la Iglesia Católica).
Por eso, en momentos en los que el mundo se ve afectado por el coronavirus, muchos sacerdotes están tomando medidas para no privar a los fieles de este sacramento y a la vez evitar que este se convierta en una fuente de contacto.
En la parroquia San Eduardo el Confesor, y haciendo honor al santo patrón del cual este templo toma el nombre, han tomado la decisión de que las confesiones se realicen en el estacionamiento del templo adoptado una distancia prudente entre el campo y el confesor.
Otras medidas tomadas en esta parroquia son pedirle a los fieles que no se tomen de las manos durante el Padre Nuestro, remover el agua bendita del baptisterio, y mantener la distribución de la Santa Comunión directamente en la boca, respetando la libertad de aquellos que deseen recibirla en las manos o comulgando espiritualmente.